Pánico. Esa es la palabra para definir gran parte de lo sucedido entre ayer y hoy en la bolsa. Y esa es la palabra para definir la situación que se vive en el sector inmobiliario en España tras solicitar Martinsa-Fadesa el concurso voluntario de acreedores (antigua suspensión de pagos) este Lunes.
Queremos hacer algunas reflexiones al respecto sobre la visión empresarial que está llevando a esta situación en España. Porque antes de Martinsa-Fadesa han sido otras muy conocidas, como Astroc o Colonial las que han pasado por trances muy complicados (y siguen pasando).
En primer lugar, hay que dejar muy claro cuál es el objetivo que se debe tener cuando se crea una empresa, ya que es algo que no se tiene nada claro. Muchos dicen que el objetivo de una empresa es ganar dinero. Y es así, una empresa debe ganar dinero, pero no es suficiente. Desde luego es mucho mejor ganar dinero a perderlo, pero hay algo más. Y es que la empresa debe ganar dinero de manera sostenible en el tiempo. Es decir, que una empresa debe ganar el mayor dinero posible durante el mayor período de tiempo posible.
Y esto es algo que no se tiene nada claro cuando se monta una empresa. Y es que muchos empresarios, cuando montan una empresa lo hacen con el único objetivo de ganar el mayor dinero posible durante el menor período de tiempo posible. Es decir, lo que vale es el pelotazo, hacerse rico cuanto antes sin importar el futuro. Y esta filosofía empresarial, muy extendida en España, es la semilla de muchos de los problemas que estamos teniendo ahora.
Al calor de las subidas imparables en el precio de los pisos, propiciados en gran medida por unos tipos de interés muy bajos, unos beneficios empresariales récords y la connivencia de las administraciones locales, muchos se lanzaron al mercado inmobiliario y a crear sus propias empresas para la construcción y/o venta de pisos.
Este era un sector con un crecimiento voraz año tras año, pero que presentaba la particularidad de que, aunque era la base de la economía española, no era un sector que produjera ningún valor añadido al país. Simplemente era un método rápido para hacer dinero. Y, en muchos casos, al no tenerse vocación de empresa, tratando al cliente de forma muy inapropiada, puesto que los pisos se vendían solos.
Este crecimiento tan rápido y constante a lo largo de varios años hizo que las empresas más grandes se pensaran que la gallina de los huevos de oro iba a durar durante mucho tiempo más. Así vimos como las operaciones corporativas en forma de OPAs y compras se sucedían, como medio para intentar seguir creciendo (aquí convendría que muchos de los directivos repasaran los apuntes de sus MBAs y se dieran cuenta de que hay que crecer, pero con sentido, no de cualquier modo), pero sin darse cuenta de que se estaba pagando a precio de oro esas nuevas adquisiciones cuando el mercado no solo ya estaba maduro, sino que estaba ya en su fase descendente.
Además, el endeudamiento que empezaban a soportar estas empresas tras tanta inversión era muy grande, y, lo que es peor, esas inversiones se habían hecho con el único propósito de seguir creciendo dentro del sector, sin darse cuenta de que ante una situación como la que se empezaba a vislumbrar, lo mejor hubiera sido diversificar y empezar a depender menos de lo que en un futuro próximo iba a ser un producto perro según la matriz de BCG.
Como resultado, nos encontramos con empresas que dependen de un mercado totalmente en declive y endeudadas hasta las cejas, sin que esas inversiones hayan repercutido favorablemente en la cuenta de resultados, con el agravante de que el precio del dinero ha ido subiendo y se ha desencadenado una crisis de crédito (o de confianza), lo que hace que los bancos ya no presten el dinero tan alegremente como en años atrás.
Pues bien, este es el panorama que tenemos ahora mismo en España. Y es por lo que el sector inmobiliario y de la construcción está desplomándose día tras día en bolsa. Si a esto añadimos que los bancos están pagando la crisis de crédito (o de confianza) a nivel mundial, nos encontramos que las caídas del Ibex se explican fácilmente. Efectivamente, muchos de los problemas nos vienen importados por la crisis subprime en Estados Unidos. Pero esta crisis no es más que la consecuencia del pinchazo de la burbuja inmobiliaria allí. Algo muy similar a lo que ocurre aquí. Y ya sabemos que cuando las barbas de tu vecino veas pelar….
Pues bien, hoy hemos tenido una sesión en la que el Ibex ha llegado a caer un 4%, perjudicado por la situación global, pero también magnificada por el efecto Martinsa-Fadesa, que se ha llevado por delante a las empresas del sector inmobiliario y de la construcción. Y, lo peor de todo, es que es cuando la confianza se pierde, es difícil volver a recuperarla.
Sin embargo, las bolsas han logrado recuperar desde mínimos ayudados por la caída del precio del petróleo, que hoy ha caído con fuerza. También es verdad que han salido todos los pesos pesados en Estados Unidos para intentar calmar la situación, desde Bernanke a Bush (es curioso como los políticos confunden el intentar generar confianza en el país con el mentir a sus ciudadanos y no decir cómo están las cosas en la realidad), y que esas palabras han provocado en gran parte la caída del petróleo.
Sin embargo, mucho ojo al precio del crudo, ya que ha vuelto a la parte baja del canal alcista, donde ha rebotado ligeramente. Es crucial que este canal alcista se rompiera por abajo y el crudo nos diera un respiro. Pero, mientras no se rompa el canal alcista, la situación no mejorará. Mucha atención mañana para ver si se puede romper el canal o si, por el contrario, vuelve a rebotar para irse de nuevo hacia los máximos históricos.
En cuanto a los índices, nos seguimos fijando en el mini S&P, que ha perdido el soporte en los 1.229 y que ha rebotado en el soporte de los 1.200, pero que lo más probable es que lo veamos pronto en los 1.180. Y allí es donde veremos si se puede rebotar. El canal bajista sigue plenamente vigente, y mientras no se rompa por arriba, no podremos hablar de nada bueno…
En cuanto al Dax, vemos como hoy ha perdido con claridad el soporte de los 6.167, mínimos de Marzo, lo que ha acelerado la caída hasta tocar la parte baja del canal bajista. Allí hemos visto un rebote, rebote que se ha frenado en este soporte perdido, ahora resistencia. Además, para hacer las cosas peor, la apertura de hoy con gap bajista nos deja una pauta de ventana bajista con una resistencia que coincide con la antes señalada, lo que empeora la situación. Bien es cierto que, al haberse tocado la parte baja del canal bajista, se podría ver un rebote que fuera a buscar la parte alta del canal. Sin embargo, la debilidad de las bolsas y la existencia de estas resistencias, nos hace ser muy cautos a la hora de evaluar un posible rebote, ya que, de producirse, bien podría ser solo un pull-back al soporte perdido y no llegar ni siquiera a la parte alta del canal. Estaremos muy atentos. Seguimos insistiendo en que mientras no se rompa el canal bajista por arriba, la cosa no mejorará.
En cuanto a Euro Stoxx, vemos como se ha perdido el soporte de los 3.200, mínimos de los dos últimos días y que, tras perderse, la bajada se ha acelerado hasta llegar a los 3.126. Allí se ha formado un doble suelo en el intradía, lo que ha permitido rebotar, pero lo justo para llegar a la resistencia (antes soporte) de los 3.200 y allí darse la vuelta. El índice no ha llegado a la parte baja del canal bajista, por lo que aún podría ir más abajo antes de intentar rebotar. De momento, muy importante el nivel de los 3.200. Si se pudiera superar, sería buena señal, sobre todo para intentar largos en el intradía. Sin embargo, donde nos debemos fijar es en el canal bajista. Al igual que en el resto de índices, mientras no se rompa por arriba, no podremos decir que la cosa ha mejorado…
Y, en cuanto al Ibex, decir que la caída de hoy ha sido tan considerable en determinados momentos, que se ha llegado a romper el canal bajista por abajo en el intradía, para rebotar una vez allí, aunque el cierre ha estado bastante cerca de la parte baja del canal. Hoy nos ha quedado una pauta en forma de ventana bajista, con resistencia en los 11.443, que mientras no superemos no mejorará la situación a corto. Pero, para que la cosa mejore de verdad, seguimos insistiendo en que debe romperse el canal bajista por arriba. Mientras no sea así, seguimos marcando nuestro objetivo mínimo de caída en los 10.350, proyección del banderín roto el viernes. Se puede rebotar en la parte baja del canal, pero mientras no se rompa el canal por arriba, estos rebotes serán oportunidad de venta, no de compra.
Se suele decir que, en momentos de pánico, cuando todo el mundo vende es cuando se suelen hacer los suelos. Por ello y por todas las caídas que estamos viendo, hay mucha gente que se pregunta si no es el momento de entrar ya en el mercado.
Sin embargo, nos gustaría hacer unas breves reflexiones al respecto:
– No conviene intentar ser el más listo de la clase para descubrir cuál es el suelo y entrar justo en él. Es más sencillo equivocarse que acertar.
– Si pensamos que tras hacerse un suelo va a haber nada más que un rebote para luego seguir bajando, entonces lo mejor sería cerrar cortos y tras el rebote volver a abrirlos, ya que la tendencia seguiría siendo bajista y lo mejor es no ponerse en contra de la tendencia.
– Si pensamos que cuando se haga suelo va a haber un movimiento alcista de importancia, entonces es mejor asegurarse que se haya hecho el suelo de verdad aunque nos perdamos un 4% de subida a entrar cuando el suelo no sea firme y que nos pille una nueva bajada. Si de verdad se hace un suelo firme y la tendencia cambia a alcista, ya habrá tiempo para entrar aunque nos perdamos algo de la subida.
Por tanto, mientras no se rompan los canales bajistas, la tendencia sigue siendo bajista, y es mejor aceptarlo. Todo nos puede parecer barato, pero igual nos parecía también barato hace 15 días y ya vemos como ahora está todo más barato aún. No intentemos jugar a aprendices de brujos para descubrir cuál es el suelo exacto. Cuando se haga el suelo de verdad, ya habrá ocasión para entrar, siempre y cuando ese suelo no sea un paso intermedio hacia una caída aún mayor.
La tendencia sigue siendo claramente bajista, y es mejor no ponerse contra ella. Además, cuando una tendencia es tan clara, si la seguimos es más fácil ganar dinero, aunque sea bajista, sin más que ponernos cortos. Eso sí, atención al gráfico del petróleo. Si rompe el canal alcista por abajo, tal vez podríamos ver un respiro para las bolsas. Pero, al igual que decimos siempre, mientras un canal no se rompe, éste sigue plenamente vigente.
Por tanto, vamos a seguir muy atentos a la situación en las bolsas y con el petróleo. Mantenemos nuestros objetivos de bajadas marcados por los banderines, aunque tras tantas bajadas es probable que podamos tomarnos algún respiro a medida que se alcanzan las partes bajas de los canales bajistas.