Imaginemos un combate de boxeo de los pesos pesados. Ambos contrincantes aguardan en sus respectivas esquinas el comienzo del combate mirándose con todo el odio del mundo.
Suena el ring y comienza el combate. Los púgiles se acercan y comienzan los primero golpes de tanteo. Uno de ellos se hace con el centro, mientras que el otro comienza a bailar a su alrededor intentando golpearle con sus mejores armas.
Suelta sus puños y no para de lanzar golpes, pero el rival los esquiva con una técnica depurada. Recibe algunos, pero es mayor el cansancio del boxeador que está lanzando y fallando sus golpes que el daño que está recibiendo.
El ataque continúa, pero sin conseguir hacer tambalear al púgil rival. El cansancio se va acumulando, y se da cuenta de que o comienza a conectar los golpes de verdad o la pelea se le puede escapar. Hay que buscar el KO como sea, pero para ello necesita alcanzar a su rival en una buena serie. ¿Por dónde será mejor? ¿Golpear arriba o abajo? La duda le atenaza, el cansancio le llega… Y ahí puede ser cuando el rival lo aproveche para atacar y tumbarle.
Desde que hemos tocado mínimos en Enero las bolsas parece que están haciendo como el boxeador que ataca. Han iniciado un rebote, pero sin llegar a golpear en serio. Las fuerzas son escasas, y no se están alcanzando niveles de importancia. Vemos que a la más mínima resistencia nos cuesta horrores superarla. Y vemos como el cansancio comienza a llegar, mientras los niveles críticos están aún muy lejanos.
Por ello, o este rebote comienza a atacar en serio para intentar tambalear esos niveles críticos en forma de directrices bajistas o lo que podemos esperar es que el cansancio acabe con el rebote y los bajistas asesten el golpe definitivo.
Vayamos con el análisis de los principales mercados:
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