John Grisham es uno de los escritores estadounidenses más conocidos. Su formación como abogado y su pasado como político demócrata le sirven para ambientar sus novelas en el mundo de los pleitos y de las intrigas del mundo de la política.
Varias de sus novelas han sido llevadas al cine con gran éxito, como por ejemplo La tapadera, el informe pelícano o causa justa.
Hoy vamos a referirnos a otra de sus novelas, Legítima defensa (The rainmaker). En ella, Rudy Baylor, un joven estudiante de leyes que está a punto de realizar el examen final que le permita poder llevar un caso ante un tribunal (the Bar exam) se encuentra con lo que puede ser un gran caso. Una compañía aseguradora se ha negado a pagar un trasplante de médula para salvar la vida a una persona enferma de leucemia, a pesar de la póliza firmada. Ahora ya es tarde, y Donny Ray está desahuciado, pero éste quiere que sus padres puedan vivir lo mejor posible con el dinero que puedan obtener demandando a la compañía de seguros.
Rudy, que tenía un precontrato con una firma de abogados de la ciudad de Memphis, se encuentra con que dicha firma es adquirida por otra más importante, con lo que deciden no contar con él. Así pues, y ante una ciudad donde los abogados aparecen por cualquier esquina, se lanza a solicitar un empleo por todas las firmas de la ciudad. En una de ellas logra que le contraten al explicarles que tiene el caso de Donny Ray, lo que es como un cheque al portador. Sin embargo, tras varios días trabajando en el caso con uno de los abogados de la firma (y sin firmar aún el contrato), se encuentra con que la firma pretende apoderarse del caso, despidiendo a Rudy y haciéndoles ver a la familia del enfermo que la firma es quien va a llevar su caso. Rudy se pone furioso y se dirige por la noche a las oficinas de la firma para discutir con el dueño, pero no consigue entrar, y el guardia de seguridad le dice que lo mejor es que se vaya a casa. Sin embargo, esa noche el edificio donde se encuentra esa firma se incendia y el guardia de seguridad muere.
Es entonces cuando Rudy, que trabaja por las noches en un bar de la ciudad, tiene que recurrir a su jefe «Prince» Thomas, ya que es interrogado por la policía como sospechoso de provocar el incendio y, por tanto, del homicidio del guarda. Thomas le pone en contacto con su socio «Bruiser» Stone, que es, entre otras cosas, abogado y que tiene su propio bufete que le sirve como tapadera para blanquear el dinero proveniente de los negocios sucios en los que ambos están metidos. Bruiser no solo se compromete a ayudar a Rudy con el tema de la policía, sino que también le ofrece un trabajo con él. Rudy acepta a regañadientes, pues no tiene otra opción.
Mientras trabaja para Bruiser, va preparando su examen, el cuál aprueba, mientras que alguno de sus amigos y conocidos no logran pasarlo. Entonces llega el gran momento de la vista previa para el caso de Donny Ray. Bruiser, que parece estar siendo investigado por los federales, se compromete a actuar ante la vista, aunque le dice a Rudy que tendrá su ocasión de intervenir. Rudy está muy nervioso, puesto que la aseguradora contrata a uno de los bufetes de abogados más importantes de la ciudad, y tendrán que enfrentarse al gran Leo F. Drummond.
Pero el día de la vista llega y Bruiser no aparece por ningún lado, con lo que Rudy se las tiene que apañar él solo, sin experiencia alguna, contra un batallón de abogados de los más prestigiosos de Memphis. Tras la vista previa, y antes de ir a juicio, Drummond le ofrece un trato para no acudir a juicio: 75.000 dólares. Y aquí es donde se le presenta el dilema a Rudy. Deck, su compañero y amigo dentro del grupo de Bruiser (y que aún no ha pasado el examen que acaba de aprobar Rudy a pesar de haberse presentado varias veces) le dice que lo mejor es que lo acepte, porque si van a juicio nadie le puede garantizar que vaya a obtener más dinero.
La última palabra es de la familia Blacks y de su hijo, Donny Ray, pero Rudy se pregunta qué es lo mejor, puesto que él es un abogado sin experiencia alguna y tendría que enfrentarse a uno de los mejores abogados. Aquí está pues el dilema que podríamos resumir en ¿qué es mejor, pájaro en mano o ciento volando?
Pues bien, ahora mismo en las bolsas nos encontramos ante un dilema similar. Estamos teniendo un rebote desde los mínimos de Noviembre que nos ha llevado, por ejemplo, desde los 7.826 a los 9.152 en el Ibex, es decir, un rebote de un 17%. No parece mucho después de tanta caída, pero hay que tener en cuenta que se ha producido tras solo 13 sesiones y con alguna caída severa intermedia. Y hemos llegado ya a unos niveles muy claros de resistencia, tal y como venimos diciendo en los últimos días.
Se nos presenta un dilema parecido al de Rudy con su caso. ¿Es mejor cerrar las posiciones largas ya y recoger beneficios para intentar comprar más abajo o tal vez debemos mantener dichas posiciones a la espera de ver si se rompe y esto es el comienzo de un rebote aún más importante? Además, somos como Rudy, manos débiles enfrentadas a las manos fuertes con todos sus recursos a su disposición.
Tal vez lo más prudente sería ir cerrando las posiciones largas a la espera de ver qué pasa con estos niveles de resistencia. Si los índices se giran, entonces intentaremos comprar más abajo (y deberemos tener en cuenta lo que dijimos ayer, que si la corrección no es muy grande, seremos optimistas sobre si esto es el origen de un rebote de aún mayor calado). Si los índices rompen, volveremos a entrar, tal vez esperando a un throw-back. Pero claro, la decisión es de cada uno.
El Ibex ha cerrado hoy, por fin, por encima de los 9.100 que se le estaban atragantando (y que se corresponden con el 61,8% de Fibonacci de la caída de Noviembre). Ahora lo que hay que ver es si esto ha sido una trampa para hacernos picar antes de irnos para abajo o si vamos a seguir subiendo. Recordemos que en los 9.268 tenemos una nueva resistencia de consideración, consecuencia del gap bajista sin cerrar del 11 de Noviembre. Vamos a ver si llegamos allí, cerramos el gap y entonces se inicia un movimiento correctivo o si, por el contrario, continuamos nuestro ascenso (también cabe la posibilidad de que nos giremos ya desde los niveles de hoy, aunque aún no tenemos ninguna señal en el gráfico de velas que nos lo indique).
En cuanto al Dow Jones, ayer señalábamos la formación de una pauta en forma de cobertura de nube negra que podía indicarnos recortes en la cotización. Ya sabemos que todas las pautas necesitan confirmación. En este caso, la confirmación deber venir con un cierre por debajo de la vela negra de ayer en las dos siguientes sesiones. Para que la pauta quede anulada, debería producirse un cierre por encima del punto medio de la vela negra de ayer. De momento no se ha producido ninguna de las dos cosas, con lo que aún no podemos descartar la pauta ni confirmarla. Hay que esperar a mañana.
En cuanto al mini SP, vemos como hoy, de nuevo, no ha podido con la directriz bajista que está frenándolo desde Octubre (y que antes actuó como soporte). Tampoco se ha podido al cierre con el 61,8% de Fibonacci de la caída de Noviembre, ni con la importante resistencia de los 920. Vamos a ver qué sucede mañana. Si se logra romper, podemos volar otro tramo al alza. Pero si nos giramos, miremos los niveles que señalamos ayer para ver si el rebote puede continuar tras esa corrección o si, por el contrario, nos vamos de nuevo a mínimos.
Euro Stoxx tampoco ha podido hoy con los 2.523 correspondientes al 61,8% de Fibonacci de la caída de Noviembre. Veremos qué ocurre en esta cota, y si sucede algo parecido a lo que ocurrió con el anterior nivel de Fibonacci en los 2.445 cuando se estuvo durante 5 sesiones a sus puertas para romperlo, pero tras no conseguirlo se produjo un fuerte movimiento bajista el día 1 para luego seguir subiendo y acabar rompiendo. Si así fuera, entonces podríamos pensar en la continuación del rebote tras esa corrección. Pero si el giro nos hace perder los niveles señalados ayer, mucho ojo.
Por último, si nos fijamos en el gráfico de 30 minutos de Euro Stoxx vemos como la directriz alcista que trazamos ayer ha vuelto a servir como apoyo durante la sesión de hoy. Pero también como el nivel de los 2.523 ha actuado de nuevo como resistencia. Veremos mañana qué nivel se rompe primero. Parece que se ha formado un triángulo ascendente con resistencia en esos 2.523. Estas figuras suelen ser de continuación de tendencia, con lo que podríamos pensar en que se romperá por arriba, pero mucho ojo si se rompe por abajo. El vértice está cada vez más cerca y por algún sitio hay que romper. Si se rompiera por abajo, merece la pena prestar una especial atención a los 2.434, ya que, de perderse, confirmarían un doble techo en los 2.523, dándonos una proyección de caída mínima de 90 puntos con lo que podríamos irnos perfectamente al 61,8% de Fibonacci de este último tramo de subida (en los entornos de los 2.338). Por tanto, mañana volveremos a estar muy atentos a estos niveles. Por arriba los 2.523. Por abajo la directriz alcista y, en caso de perderse, los 2.434.
Mañana continuaremos a la espera de ver si rompemos por arriba o si nos giramos ya en estos niveles. Lo mejor sería una corrección no muy profunda antes de seguir subiendo. Lo peor podría ser que nos hicieran pensar que rompemos por arriba y luego nos pegaran el hachazo hacia abajo. Pero, lo que está claro es que estamos en un punto de resistencias y de potencial corrección. Ahora cada uno es el que tiene que tomar sus decisiones y ver si vende y recoge las plusvalías acumuladas en los últimos días y ve los toros desde la barrera a la espera de ver si se rompe o no o bien si decide mantener a la espera de ver si se rompe.
Por cierto, Rudy Baylor y los Blacks deciden seguir con el juicio y no aceptar el dinero en mano, por si a alguien le interesa… Las consecuencias de no aceptar el acuerdo… Eso ya queda para que el que esté interesado se lea el libro…